1.- Esta es un clásico. Le dices al jefe que fuiste capturado por unos extraterrestres de camino a la oficina. Te llevaron a su nave y de allí a su planeta. Luego, claro, te vas haciendo amigo poco a poco de ellos y empezamos que si a hablar de fútbol, que si del euríbor, que si de putas, y se te hizo tarde.
Y eso que no se les ocurra violarte o cosas así.
La abducción extraterrestre aún no figura como motivo justificado de ausencia del trabajo, pero los sindicatos dicen estar en ello.
2.- La salvación heroica. Confiésale al patrón que eres Supermán. Actúa con mucho tacto, al principio no suelen creérselo.
De camino al curro tuviste que salir volando para evitar un terremoto en Pakistán (o en Murcia, o en Matatxingorria, o donde coño sea).
Esta excusa genera muchas dudas, ya que el jefe sabe que lo más heroico que tú has hecho en tu patética vida ha sido cambiar una bombilla del trastero sin electrocutarte (aunque dejaste a todo el barrio sin luz, eso sí).
3.- El hombre invisible. Para soltar esta pavada debes de autocontrolarte al 100%. Esta no te la crees ni tú. La cosa va de decir que sí estuviste en el trabajo. Que nadie te viera es otra cosa. Suéltale lo del régimen alimenticio, a ver si cuela. Ser flaco te ayudará.
Si pesas más de 130 kilos ni se te ocurra. Con ese cuerpo serrano le puedes hacer sombra a la Torre Eiffel, y se te ve desde la comarca de Frodo y más allá.
4.- Motivos de salud. Tuviste que ingresar en el hospital de Villena a tu mujer y a tus dos hijas debido a una urgencia. Atención: si el patrón se traga esto, igual se podrá creer que practicas submarinismo los jueves en un orinal. Villena no tiene hospital, no estás casado y no tienes hijas. Aunque para esto te podrían ayudar algunos cómplices, lo del hospital no sé yo, como no pongan uno plegable...
5.- Inclemencias meteorológicas. Justo cuando ibas a llegar a la empresa, va y te cae un meteorito de 14 billones de toneladas a un palmo de tus pelotas. Recrear esta situación es realmente difícil, a menos que conozcas a 16 millones de amigos que quieran hacerse el muerto para que la escena sea creíble.
Se estima que esta excusa sólo la podrás aducir unas 3 o 4 veces en toda la vida.
Por cierto, existen comercios donde alquilan meteoritos de mentira para estas historias.
6.- El deseo sexual. Casualmente en un semáforo se me apareció Miss Universo, y mira que la tía se pone pesada. Quería follar desesperadamente conmigo, y tenía que ser allí y ahora mismo. Yo, como gran profesional que soy, nunca haría eso. Lo primero es mi trabajo y punto.
Pero no sabéis lo que insistió e insistió...
Grado de credibilidad: Cero. E incluso menos.
7.- Avería mecánica. Estos jodidos coches de mierda siempre se estropean cuando voy a trabajar.
Esto no se lo suelen creer, ya que tú no tienes coche, y además trabajas en un taller de mecánico.
Ah, y lo del descarrilamiento del autobús es tan creíble como jugar al póquer con Bin Laden en Las Vegas con sevillanas de música ambiente.
8.- Esto es un atraco. La excusa de que te atracaron al salir de casa es tan absurda como el nombramiento de Comandante General del Chiquito de la Calzada para el asalto a la fortaleza de Troya.
Pero ¿quién va a robar a un muerto de hambre como tú?. Como no te quiten los pelos del sobaco...
9.- Cuestión de seguridad. En caso de guerra nuclear lo más probable es que bombardeen con misiles las vías de comunicación. Y no es plan de ser tan gilipollón de pasar por allí en ese momento. Mejor te quedas en casa viendo el capítulo 6300 de Lost.
10.- Sinceridad. Grítale al patrón, a 1 cm de su careto: “¡No he venido porque no me ha pasado por los huevos¡. ¿Pasa algo, cara broca?”.
Los jefes suelen ser comprensivos con esta excusa. Aunque no los 10 matones que te mandará para que te rompan las rodillas y te arranquen las tripas y te las hagan tragar.
Mamá Noel & Green Pis (2010)