miércoles, 29 de julio de 2009

El espejo, la ensaladilla y el iraní

- Espejito espejito ¿quién es el más guapo del mundo?.

- Ni idea. Tú seguro que no. Eres más feo que el resguardo de una quiniela.


Es lo que tiene comprar espejos baratos en las rebajas. Y mira que me advirtieron: “Ya verás cómo se te rebelará, no ama a su propietario”, y además me miente sin parar. Sólo reconoce mi belleza cuando le pongo el martillo a un palmo y esgrimo mi semblante más agresivo.


Recuerdo que ese día comí ensaladilla. Que asco, sabía a culo. Si hubiera estado en un restaurante se la habría tirado al cocinero a la cara, pero como la hice yo no me quedó más remedio que estamparme el plato contra mi careto. Es cruel, pero me lo merecía. El impacto me destrozó la nariz, por lo cual estuve casi 6 semanas sin respirar. Menos mal que mi vecino Cutrencio me ayudó mucho y se puso a respirar por mí durante dicho período. Posteriormente se lo agradecí como tocaba: le regalé el sobrante caducado y mordido de la ensaladilla, la cual provocó después la muerte de su perro. Los gatos del barrio hicieron fiesta 3 días seguidos.


Aunque me imaginaba de qué hablaría la prensa, la leí entera. Ciertamente leer el mismo periódico durante un mes tiende a aburrir, pero económicamente te sale muy rentable. Hasta un iraní que venía en portada parecía decirme: “Por Alá, tira ya este periódico, que las letras están desgastadas de tanto leerlas”. A mí un jodido iraní no debe decirme cómo hacer las cosas, ya que el que me dio la receta de la ensaladilla aún lo tengo de espantapájaros en el balcón. Bueno, ya no. Resulta que una vecina se enamoró de él y se lo vendí por medio euro.


El caso es que ese día llevé el espejo a un técnico para que me lo arreglara. Su diagnóstico me entristeció profundamente: “Mire, no sé cómo decírselo, pero su espejo es ciego”. Mira que me lo olía, ese espejo bastardo me había estado engañando toda la vida.


- Oiga ¿usted cree que soy bello?.

- En mi opinión es usted más feo que una llave inglesa, señor.


Y después de cobrarme 100 euros por la visita, me fui a casa de muy mala leche. Lo primero que hice fue leer el periódico. El jodido iraní de la portada se estaba riendo de mí: “Ya no puedes ser más imbécil, cara carretilla”. Pero esta vez pasé de él, ya que estaba saboreando una ración de ensaladilla que me encontré bajo el sofá y que curiosamente sabía a perro muerto.


Enrique Zido (2009)

9 comentarios:

  1. 8-0 Una historia increíble (aunque eso seguramente ya lo sabías).

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  2. (léase con acento argentino)

    Querido paciente:

    Creo que ya dejamos claro en la última sesión que no debés hablar con objetos inanimados. Eso disssocia vuestra psique, que ya está bastante disssociada. En casos urgentes, hablále al televisor. Y no olvidá de tomar Nervocalm 600 mg. Forte.
    Nos vemos la semana próxima.

    Jorge Radionescu.
    Psicoanalista (Escuela Yeltsiniana)

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  3. Drea: La historia es cierta, y es el comienzo de mis visitas al psiquiatra que iré publicando este mes de agosto. Ah, y ya tengo un espejo nuevo que me dice lo que quiero oir. Esto es vida.

    Enric Pérez: Vaya, así que lo que me tomé eran las pastillas de encender la barbacoa. Ya decía yo que sabían un poco raro. Che, nos vemos, boludo.

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  4. como siempre, me dejas con la duda:
    "Recuerdo que ese día comí ensaladilla. Que asco, sabía a culo."

    Una ensaladilla que sabia a culo???¿¿¿???

    um... para saber como sabe algo, deber haberlo probado primero, no¿?¿?

    No digo más.

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  5. El Marty me ha levantao el chiste, era lo que iba a decir yo. Martyyyy, te espero al amanecer en el camino del Cerro Gordo, lleva padrino, pistola y una tortilla de patatas con ajito pa celebrarlo.

    Y como me he quedao sin chiste, me voy, toy ocupá. Besos, genios!!!!!!!!!!!

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  6. ¿Se sabe a estas alturas si lo peculiar del sabor del alimento en cuestión, lo excesivo de las dioptrías del espejo y la respiración asistida de su vecino guarda algún tipo de relación con lo soez y directo, que no errado, de la opinión de su mecánico? Para mí este texto no es más que una furibunda denuncia de ese tipo de gente que no teme a contarle las berrugas en la cara a la cara.

    Gracias por incluir a ese pequeño salón de lo absurdo que es patente pendiente entre sus favoritos.

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  7. Marty McFly: Obviamente conocemos el sabor a culo por haber degustado ya varias raciones de ancas de hombre-rana. Tiene un gusto muy particular, yo diría que es parecido al sobaco de nutria argelina.

    Ana Márquez: Acabas de inventar una nueva modalidad olímpica: El levantamiento de chiste. Luchemos por su implantación en los próximos juegos olímpicos y hagamos publicidad entre todos los culturistas.

    Mr Incógnito: No hay ninguna relación, sólo que los arreglaespejos son así, te dicen la verdad en la cara y se quedan tan anchos.
    Es un honor para los 3 miembros que hacemos este blog tenerle entre nosotros, ya que nos hemos aficionado a sus surrealistas relatos. Sea bienvenido y no haga demasiado caso a nada. Por su propia salud cerebral.

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  8. La ensaladilla con sabor a culo me pasó a mi una vez... ya no se me olvida más lavarme las manos después de soltar lastre jajajajaja

    cómo están las cabezas!!

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  9. Y a pesar de todo conozco gente que dice que el sabor a culo de apasiona. Hay gente pa to.

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