- Yo reconozco que soy un poco despistado. El otro día quise llevar a mi hijo al colegio y por error lo llevé al váter y se me cayó de cabeza en la taza y desapareció. En realidad tampoco he perdido gran cosa, era alguien así como usted. Mi mujer lo hubiera hecho mejor, pero es que es leñadora y estaba cortando troncos en Bilbao o por ahí. Bueno, en realidad yo no sé si estoy casado o no, cansado sí, eso seguro.
- Ya sabe que detesto su fea costumbre de hablarme sin calzoncillos. Póngaselos, marrano.
- Vale. Gracias. El caso es que yo soy alcohólico desde hace 17 años, 8 meses, 2 semanas, 3 días y 42 minutos, y claro, no me acuerdo de nada con exactitud.
- Mire, perdone un momento, pero es que tengo una tortilla al fuego y voy a darle la vuelta.
- No se preocupe. Yo continuaré contándole mi vida al cuadro ese del Yeti que está ahí colgado.
- Es una foto de mi mujer.
- Tranquilo, he estado con peor bazofia en el ejército. El caso es que cuando me emborracho veo pasar ante mí a varias formaciones de legiones romanas cantando el himno del Barça en finlandés y con camisetas del Che Guevara. Pero claro, luego aparece un dinosaurio de 8 megatoneladas y los pisotea a todos juntos.
- ¿Cómo sabe el peso?.
- ¿Cómo puede usted preguntarme eso si no está aquí, no le está dando la vuelta a la tortilla?.
- ...
- Por todos es conocido que los garrafones de los baretos de Novelda destrozan el córtex frontal y el sistema límbico del cerebro, además de dejarte tieso por la miserable clavada. Pero como le decía, en mis visiones veo espíritus malignos, demonios ancestrales y hasta al encargado de la grúa municipal.
- Usted disculpe, ya estoy aquí. Es que mi madre se estaba ahorcando y su cadáver colgando del techo del pasillo me impedía ver el camino de retorno.
- Claro, es lo malo de vivir en una casa tan grande, que te pierdes. Lo bueno es que hay sitio para todos. Tus hijos tienen su habitación para drogarse, tu mujer tiene su amplio dormitorio para sus rodajes de pelis porno con el butanero y todo eso.
- Es la hora de merendar. ¿Le apetece algo?.
- No. Bueno, sí. Quisiera caviar ruso, cava barcelonés y langostinos, si puede ser.
- Pues mire, no puede ser. Pero tengo aquí un flamante bote de Nocilla si eso.
- No, déjelo. Que luego que si el colesterol y tal y cual. Yo en realidad vivo en otro mundo, donde la poesía, la lírica y los kalimotxos colman mis deseos. Métase por favor la Nocilla por el culo, con el bote y todo.
- Así lo haré.
- Para ser psiquiatra es usted de lo más gilipollón, perdone que se lo diga. Seguro que cuando usted se droga también ve marcianos en tanga, mujeres con pilila y hasta pájaros voladores.
- ¿Pájaros voladores?. Menuda gilipuertada.
- Mire, a mí no me vacile, cara trabuco. Usted fue quien me aseguró que si no bebía tanto otro gallo cantaría. Pero de eso nada, fui a la granja y cantó exactamente el mismo.
- Oiga, relájese. Y por favor no se masturbe aquí, que lo va a poner todo perdido. Esto es una propiedad privada y me reservo el derecho de partirle la cabeza en cualquier momento. ¿Algo que objetar?.
- Sí, ¿por qué “psiquiatra” empieza por p?.
- ¿Y a usted qué coño le importa eso?.
- No se sulfure, hombre. Sólo pretendía ligar con usted. Es que mi mujer me ha dejado y ya sabe eso de que cuando no hay lomo de todo como.
- Cómase su nabo, degenerado.
- Casi lo prefiero antes que su jodida Nocilla.
Y así acabó mi primera visita al psiquiatra (y que no me entere yo de que lo escribís sin “p”). Le pagué generosamente y le obsequié con una considerable propina. Es lo que tiene pagar con billetes del Monopoly, que no te duele lo más mínimo soltar la mosca.
Mª del Mar Tillazo (2008)
- Ya sabe que detesto su fea costumbre de hablarme sin calzoncillos. Póngaselos, marrano.
- Vale. Gracias. El caso es que yo soy alcohólico desde hace 17 años, 8 meses, 2 semanas, 3 días y 42 minutos, y claro, no me acuerdo de nada con exactitud.
- Mire, perdone un momento, pero es que tengo una tortilla al fuego y voy a darle la vuelta.
- No se preocupe. Yo continuaré contándole mi vida al cuadro ese del Yeti que está ahí colgado.
- Es una foto de mi mujer.
- Tranquilo, he estado con peor bazofia en el ejército. El caso es que cuando me emborracho veo pasar ante mí a varias formaciones de legiones romanas cantando el himno del Barça en finlandés y con camisetas del Che Guevara. Pero claro, luego aparece un dinosaurio de 8 megatoneladas y los pisotea a todos juntos.
- ¿Cómo sabe el peso?.
- ¿Cómo puede usted preguntarme eso si no está aquí, no le está dando la vuelta a la tortilla?.
- ...
- Por todos es conocido que los garrafones de los baretos de Novelda destrozan el córtex frontal y el sistema límbico del cerebro, además de dejarte tieso por la miserable clavada. Pero como le decía, en mis visiones veo espíritus malignos, demonios ancestrales y hasta al encargado de la grúa municipal.
- Usted disculpe, ya estoy aquí. Es que mi madre se estaba ahorcando y su cadáver colgando del techo del pasillo me impedía ver el camino de retorno.
- Claro, es lo malo de vivir en una casa tan grande, que te pierdes. Lo bueno es que hay sitio para todos. Tus hijos tienen su habitación para drogarse, tu mujer tiene su amplio dormitorio para sus rodajes de pelis porno con el butanero y todo eso.
- Es la hora de merendar. ¿Le apetece algo?.
- No. Bueno, sí. Quisiera caviar ruso, cava barcelonés y langostinos, si puede ser.
- Pues mire, no puede ser. Pero tengo aquí un flamante bote de Nocilla si eso.
- No, déjelo. Que luego que si el colesterol y tal y cual. Yo en realidad vivo en otro mundo, donde la poesía, la lírica y los kalimotxos colman mis deseos. Métase por favor la Nocilla por el culo, con el bote y todo.
- Así lo haré.
- Para ser psiquiatra es usted de lo más gilipollón, perdone que se lo diga. Seguro que cuando usted se droga también ve marcianos en tanga, mujeres con pilila y hasta pájaros voladores.
- ¿Pájaros voladores?. Menuda gilipuertada.
- Mire, a mí no me vacile, cara trabuco. Usted fue quien me aseguró que si no bebía tanto otro gallo cantaría. Pero de eso nada, fui a la granja y cantó exactamente el mismo.
- Oiga, relájese. Y por favor no se masturbe aquí, que lo va a poner todo perdido. Esto es una propiedad privada y me reservo el derecho de partirle la cabeza en cualquier momento. ¿Algo que objetar?.
- Sí, ¿por qué “psiquiatra” empieza por p?.
- ¿Y a usted qué coño le importa eso?.
- No se sulfure, hombre. Sólo pretendía ligar con usted. Es que mi mujer me ha dejado y ya sabe eso de que cuando no hay lomo de todo como.
- Cómase su nabo, degenerado.
- Casi lo prefiero antes que su jodida Nocilla.
Y así acabó mi primera visita al psiquiatra (y que no me entere yo de que lo escribís sin “p”). Le pagué generosamente y le obsequié con una considerable propina. Es lo que tiene pagar con billetes del Monopoly, que no te duele lo más mínimo soltar la mosca.
Mª del Mar Tillazo (2008)
Si yo fuera al psiquiatra seguro que hace una tesis doctoral conmigo
ResponderEliminarUna aventurilla de lo mas normal y corriente.
ResponderEliminarJordi: Tal vez deberíamos dedicarnos nosotros a la psiquiatría. De hecho nosotros estamos convencidos de que los locos son siempre los demás. Nosotros jamás nos equivocamos. Nunca.
ResponderEliminarSisco: Sí, son cosas que pasan. Y es una saga que no ha hecho más que comenzar. Ya verás, ya.
jajajajajajajaja
ResponderEliminarpagar con billete de monopoly jajajajaj
oye la ultima ves que fui al ppppsssssssssssiquiatra termino pagandome los honorarios el porque le alegre la tarde con mis chites...jajajaajajaja
NTC
"dicen que tu y yo estamos locos mi querido chaparron"
ta ta ta taaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!
Eso pasa por no usar psiquiatras argentinos, eso sí, los langostinos de sanlucar, por favor :-D
ResponderEliminarSalu2
P'Pito: En realidad los psiquiatras se lo deben pasar muy bien escuchando historias de lo más variopinto. Aunque reconozco que hay algunas que hinchan las pelotas más de la cuenta.
ResponderEliminarMarkos: Eso del psiquiatra argentino me lo han dicho varias veces, por algo será, desde luego. Y los langostinos de donde tú digas, no hay problema.
Quedan todos ustedes detenidos. Su licencia es para hacer reir, no para descojonar, la sala de urgencias del hospital está colapsada por la cantidad de pacientes que vienen con los testículos en las manos solicitando un reimplante o una anilla con cadenita para hacer un llavero.
ResponderEliminarCoño ya. Hasta los cojones de genios que me hacen sombra. Como coja la pistola rayos laser no queda pluma pegada a gallina.
Tienes razón, gente como nosotros deberíamos ir al veterinario en lugar de al psiquiatra. Pero es que en agosto están todos de vacaciones.
ResponderEliminarDe todas maneras en nuestros estatutos fundacionales tenemos una cláusula que dice claramente que cuando algo salga bien es cosa nuestra, y cuando no, es siempre culpa de los demás. Y que así sea ad infinitum.
¡Caminan ustedes sin rumbo!¿Van a ser ustedes otro de esos blogs que cuentan affaires de la vida cotidiana de cualquier hijo de vecino de abajo? Lo que cuentan me pasa a mí cada vez que me arrojo en parapente de la cama, así que innoven ustedes.
ResponderEliminarHombre, por el amor de un Dos. De copas.
Creo que tiene razón. Nadie nos quiere. A este paso vamos a tener que intentar pensar y todo. No sé si podremos llegar a tanto. En fin, lo intentaremos.
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